El Hospital General de Lancaster, ubicado en Lancaster (Pennsylvania), ha sido objeto de una denuncia por homicidio culposo entablada por la familia de Fillipo Raia, un paciente de 70 años, quien el pasado verano encontró la muerte al saltar desde una ventana del octavo piso de la institución en Duke Street, lugar en donde venía siendo tratado por problemas de salud mental.

Raia tenía un historial de ataques, convulsiones, ansiedad y, luego de ser admitido en el hospital el pasado mes de julio, presentaba un cuadro severo de agitación, intranquilidad, y todo indicaba que su estado mental se había agravado. Según las declaraciones de las enfermeras, dos días antes de internarse en el centro, Raia ya habría intentado saltar por la ventana.
También trascendió que sufría constantes ataques de alucinación y paranoia, pues pensaba que el personal del hospital había sido contratado para quitarle la vida. Durante su estancia se le administraron medicamentos para mantenerlo sedado y tranquilo.

Los dos psiquiatras que atendieron a Raia, la Dra. Kathleen Dougherty y el Dr. Leo Dorozynski, también son mencionados en la denuncia presentada: todo parecería indicar que sus evaluaciones sobre el estado de Raia difieren enormemente de lo manifestado por las enfermeras que lo tuvieron a su cargo diariamente…

El mismo día que una de ellas reportaba que Raia estaba “agitado y poco cooperativo”, la Dra. Dougherty afirmaba que sólo estaba “ligeramente ansioso, pero consciente”. Dos días antes de su fallecimiento, el Dr. Dorozynski informaba que Raia estaba “calmado, a gusto pero confundido”; sólo dos horas después, una de las enfermeras reportó que estaba “muy confundido, agitado y en estado psicótico”.
El médico a cargo de Raia ordenó que sea transferido a la unidad psiquiátrica del hospital, y la Dra. Dougherty declaró que “nunca vio la orden de traslado a esta unidad”.

Andrew Youman, uno de los abogados de Kline and Specter, firma legal de Philadelphia que lleva el caso, aseveró que “durante toda su estancia, el paciente demostró claramente que su vida y la de otros internos estaba en peligro debido a su estado mental”.
La demanda presentada no sólo menciona al hospital y a los dos doctores mencionados, también abarca el Behavioral Health Specialists, Lancaster General Medical Group, Lancaster General Behavioral Health System, Lancaster General Health y Lancaster General Health Foundation.

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