Las personas que permanecen recostadas o sentadas en una misma posición por periodos de tiempo prolongados enfrentan un alto riesgo de desarrollo de llagas de presión, también conocidas como escaras o úlceras de decúbito.
Los más propensos a ello son los pacientes de una residencia pues suelen estar confinados a camas o sillas, y por tanto son más susceptibles a presentar este tipo de anomalías cutáneas.
Las escaras o llagas de presión tienen lugar cuando la presión generada en la piel corta el suministro de los vasos sanguíneos, privando al tejido cutáneo de oxígeno y nutrientes. La mayoría asocia este malestar con una sensación de “adormecimiento y agujetas”, y se escuchan comentarios como “mi pierna se ha quedado dormida”. Normalmente, el cambiar de posición o quitar peso de la parte afectada es suficiente para volver a sentirnos bien.
Sin embargo, los pacientes de una institución dedicada al cuidado del adulto mayor no pueden hacer esto por sí mismos: se necesita cuidado apropiado y profesional para identificar y tratar estos inconvenientes en la mayoría de los casos. Si las atenciones brindadas a los residentes no son buenas, podrían fácilmente degenerar en el desarrollo de estas peligrosas llagas de presión.
De hecho, si el cuidado no es profesional, las escaras se forman rápidamente y algunas veces pueden dejar expuesto el músculo o hasta el hueso.
Una vez presentes, si no se tratan convenientemente, pueden originar infección, dolor severo e incluso la muerte. Esto es especialmente cierto en los casos de residentes con problemas de incontinencia, pues ellos desarrollan llagas de presión abiertas en el área sacra de la espalda baja. Cuando un paciente es incapaz de controlar las funciones regulares de su vejiga, y ya presenta una úlcera de presión sacra, se generan infecciones como E. Coli y MRSA que penetran fácilmente en su torrente sanguíneo.
Por lo general, las escaras pueden prevenirse sólo si se tiene cuidado. Las leyes federales exigen que el personal de una residencia se asegure de que los pacientes no desarrollen llagas de presión, y que aquellos que ya las tienen, reciban el tratamiento adecuado para su cura y prevención de infecciones.
Para prevenir este tipo de complicaciones cutáneas se debe mantener al residente con la piel limpia y seca, bien alimentado, y cuidando de no ejercer demasiada presión sobre partes vulnerables de su cuerpo: cambiarles de posición tan a menudo como sea necesario es una obligación. Una buena práctica es “voltearle y cambiarle de posición” al menos cada dos horas: para ello podemos ayudarnos de recursos como almohadillas y colchones especiales.
Una residencia debe ponerse inmediatamente en contacto con el médico a cargo si el paciente desarrolla una llaga de presión. La falta de aviso o comunicación es la mayor queja de parte de los familiares: el centro de cuidado tiene la obligación de comunicarse con los seres queridos del residente si tiene lugar algún cambio en su condición, así como con el doctor responsable de su salud. Las residencias suelen ser demasiado lentas a la hora de notificar a la familia y al médico cuando un paciente genera una escara, y ésta aún se encuentra en su etapa inicial.
Considerando que las llagas de presión pueden ser extremadamente peligrosas, incluso mortales, no queda clara la razón por la que las residencias tardan tanto en comunicar de su existencia cuando recién se generan: el paciente tiene muchas más posibilidades de curarse si la herida es identificada rápidamente, y se asigna un tratamiento adecuado. Mientras más se tarde en ello, su estado empeorará y más difícil será de tratar.
Desafortunadamente, el cuidado que debe ser brindado para la prevención y tratamiento de las escaras en las residencias queda en segundo plano debido a la carga de trabajo que enfrenta el personal de las mismas. Los miembros del staff saben qué hacer, pero suelen no tener tiempo suficiente gracias a una cultura deficiente por parte de la industria dedicada a este rubro: el no contratar a personal suficiente.
Si usted tiene a un familiar o ser querido en alguna residencia dedicada al cuidado del adulto mayor, aquí le presentamos algunos consejos que puede seguir para protegerlo de estas terribles escaras o llagas de presión:
1. Inspeccionar su cuerpo en busca de heridas o manchas.
2. Pida que se le enseñen aquellas partes del cuerpo que están cubiertas con vendas.
3. Pregunte si su familiar necesita un programa de ‘volteado y reposición’.
4. Pregunte a la residencia si lleva la documentación de los cuidados que fueron brindados.
Si usted sospecha que su familiar ha desarrollado una escara o llaga de presión, contacte de forma inmediata al médico de cabecera para que la herida sea plenamente identificada, y se establezca un plan de cuidado apropiado lo antes posible.
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