El congreso está considerando la aprobación del decreto de ley del 2009 llamado Fairness in Nursing Home Arbitration, que podría invalidar los acuerdos obligatorios de arbitraje en las residencias. Esta es una ley importante que necesita aprobarse para avanzar en la lucha contra el maltrato y abuso en residencias.
Las residencias nos hacen firmar un acuerdo de arbitraje obligatorio cuando aceptan el ingreso de uno de nuestros seres queridos. Inicialmente, estos centros de cuidado se ganan nuestra confianza prometiéndonos un cuidado impecable, atento, completo y empático. En ese momento lo último que pasa por nuestra mente es una demanda por abuso en residencias.
Sin embargo, si un familiar se encuentra en medio de complicaciones originadas por negligencia o descuido, no dude que la institución le recordará rápidamente este acuerdo de arbitraje obligatorio que usted accedió a firmar.
El mencionado acuerdo estipula que usted no puede demandar a la residencia, y la mantiene inmune de cualquier castigo por las fallas en el cuidado prometido. Por tanto, la institución elimina cualquier posibilidad de ser penalizada por las complicaciones que pueda sufrir su ser querido, teniendo como consecuencia de ello muy poco incentivo de hacer las cosas bien.
Cuando la familia intente saber cómo sucedieron los hechos, esté seguro de que las promesas hechas durante el proceso de admisión serán reemplazadas con excusas, y éstas no le devolverán la dignidad ni compensarán el sufrimiento que el paciente tuvo que afrontar.
En añadidura, la institución tampoco tendrá muchos incentivos para asegurarse que esto no le suceda a otra familia, pues ellos también serán forzados a firmar un acuerdo de arbitraje obligatorio.
¿Cómo es esto posible?
Usted se da cuenta de que no puede brindarle a su familiar el cuidado necesario y termina aceptando que debe internarlo en una residencia, probablemente por un largo periodo de tiempo, aunque conserva la esperanza de que se recupere pronto y regrese a casa. Entonces escoge una institución para este fin. Cuando está firmando el gran número de documentos que se le presentan en el proceso de admisión (que son tantos como los que tenemos que firmar al comprar una casa) es probable que le hagan saber que uno de ellos es el acuerdo de arbitraje obligatorio.
Desafortunadamente, son muy pocos los que entienden qué están firmando… o por qué.
Muchas de las admisiones en estas residencias se dan directamente después de estar en un hospital, y suelen ocurrir luego de una emergencia como un infarto o fractura de cadera. A menudo las familias no tienen otra opción más que aceptar la primera institución que tenga una cama disponible. Cuando lo hacen firman inconscientemente todos los documentos y renuncian al derecho de demandar al centro, pues creen ciegamente en las promesas de un cuidado adecuado.
Lo último que pasa por sus cabezas es que estas residencias pueden herir a sus seres queridos al permitir la formación y desarrollo de escaras o llagas de presión que degeneran en infecciones y amputación de extremidades; asfixia debido a mecanismos que restringen el movimiento; fracturas debido a caídas; abuso físico y sexual; fallas renales debido a deshidratación; mala nutrición; errores de medicación; y muerte por incendio o condiciones inseguras del edificio.
Los acuerdos de arbitraje obligatorio son injustos
Ahora que ya conoce lo que es un acuerdo de arbitraje obligatorio, y lo que su firma significa para la familia de una víctima de negligencia o abuso, pregúntese si es justo: ¿qué le dice el hecho de estar ante una industria que por un lado le promete todos los cuidados y beneficios, y por el otro le hace firmar este acuerdo para protegerse de cualquier responsabilidad que pudiera tener? Las residencias saben que si un jurado confirma que se firmó un acuerdo de arbitraje obligatorio estará atado de pies y manos ante su conducta deplorable, y no tendrán la posibilidad de hacerles daño en el único lugar que les importa: sus bolsillos.
La aprobación del The Fairness in Nursing Home Arbitration Act debería terminar con esta mala costumbre de obligar a las familias a renunciar a este derecho en aras de que la residencia admita a un paciente. El Congreso debe enviar un mensaje a esta industria: el hacer daño a este sector de la ciudadanía no son sólo gajes del oficio.
La compasión debería ser una razón más que suficiente para que los centros de cuidado cumplan con brindar la calidad de cuidado y atenciones prometidas.
Lo cierto es que esta industria ha probado con los años que no lo hará de manera voluntaria, por lo que el Congreso debe señalar el único camino posible para hacer que asuman su responsabilidad: un jurado que examine la evidencia y juzgue su conducta.
Abuso en Residencias de NJ o PA: Estudio de Abogados Mininno
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